
Estaba emocionado cuando escribí la entrada del viernes; buscando en el mapa el sitio para aparcar y ver dónde podría tomarme unos cubatitas antes de que empezara el concierto. Pero no sé por qué estaba con la mosca detrás de la oreja (y además con Prodigy tengo mil y una historias que contar). Me dio por mirar en la página de The Prodigy en Last.fm y comprobé que habían cambiado el local. Ahora era en La Riviera, una sala dónde ya habían tocado y donde comprobé que, además de estar a 2 centímetros de ellos, la música suena de escándalo. No estaba motivado, estaba motivadísimo, porque por esa zona se puede aparcar y encima hay barecillos en los que ir calentando el cuerpo.
Llegué a las 18:30, casi al principio de la cola, buen tiempo (a pesar de todos los pronósticos, no llovió)... así que sólo tocaba esperar a que abrieran, cosa que fue relativamente fácil cuando lo combinas con música, gente curiosa y un poquito de alcohol.
Fueron bastante puntuales en la apertura de puertas, y cuando ese momento llegó y pisé la sala, fui corriendo a coger la mejor posición. Fue trivial (lo mismo que colarle la cámara al segurata, como creo que hizo gran parte de la sala, a juzgar por los vídeos que circulan ya por youtube)
Ahora tocaba esperar a que salieran los reyes. Mientras tanto estaba pinchando de forma muy acertada el "artista invitado", con música electrónica muy bailable, de esa que sólo conoce él lo que pincha, pero que son verdaderos temazos.
A las 21:45 los corazones de los allí presentes se aceleraron al unísono al contemplar cómo salían a escena los verdaderos protagonistas de la noche. Habían llegado y sin despeinarse ya tenían a todo el público a sus pies. Pero lo mejor obviamente estaba por venir y lo sabíamos. Bastaban unas simples notas, para que nos pusiéramos a gritar y saltar como auténticos posesos.

Después de degustar World's on fire todo el verano en vídeos y en el MP3, ya me lo sabía de memoria y quería disfrutarlo en directo y lo hice, vaya si lo hice!! Pelos de punta, cuerdas vocales resonando, sudor compartido, empujones, patadas...
UOOOO YEEEEEEEEEEEEEEEAaaaaahhhhh!!!!
No es fácil describirlo, pero os puedo asegurar que es un momento único, que debe de ser vivido al menos una vez antes de palmarla, incluso aunque se palme en el intento.
Hablar del resto de canciones, sería inútil. No encontraría las palabras y sólo os remitiría a expresiones como la de antes. Os aseguro que fue impresionante, de lo más grande que recuerdo en años y una de las sensaciones más fuertes e intensas que he vivido en lo que llevo de vida.

Casi una hora más tarde, acabamos deshidratados, con la camiseta de Prodigy recién comprada y los pantalones completamente encharcados en sudor pesando 3 kilos más. Me río yo ahora de los pilotos de fórmula 1.
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